Escribe Mercedes Gallego que cada día se suicidan en Estados Unidos 22 veteranos de guerra. Casi uno cada hora. →
En los años 40 del pasado siglo William Wyler firmó la película Los mejores años de nuestra vida. Cuenta la historia de un grupo de soldados estadounidenses que regresan a su ciudad natal tras la Segunda Guerra Mundial. Unos llegan mutilados, otros con honores militares y todos con la ilusión de retomar su vida y recibir la recompensa por haber dado los mejores años de su juventud a su país. Avanza la película y todos sus sueños se deshacen paulatinamente. Unos han perdido su puesto de trabajo, a otros su pareja no los ha esperado, otros no pueden adaptarse a esta nueva etapa de su vida… Sus vidas están rotas.
Poco parece haber cambiado desde entonces si los soldados estadounidenses siguen suicidándose.
Atribuyen a Napoleón Bonaparte la frase La diferencia entre un ejército y una banda es que el primero recoge a sus muertos y heridos. Quizá un matiz importante para conocer a una sociedad o un grupo sea saber cómo trata a sus muertos y heridos.
Olvidémonos de ejércitos y guerras. ¿Qué trato damos a los familiares, amigos y compañeros enfermos o que han caído en la pobreza? Una pregunta que deberían hacerse también los partidos, sindicatos y movimientos sociales. Endeble proyecto social aquel que no sepa proteger y cuidar a los suyos.
Decían las feministas de los 60 y 70: Lo personal es político.
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